Una noche histórica para Inverness que dejó el titular más recordado del fútbol escocés, pero que fue la debacle de un Celtic que pedía un cambio a gritos
A veces una imagen vale más que mil palabras, pero en esta ocasión no es así. “Super Caley Go Ballistic, Celtic Are Atrocious”. Un titular de siete palabras que marcó una época e hizo historia. Para los escoceses, y especialmente en las Highlands, este titular tiene un significado muy especial. No tanto en Glasgow. Y es que fue la consecuencia del asalto al Celtic Park del Inverness en la temporada 1999/2000. Una victoria impresionante, que supuso un punto y aparte en la historia del Celtic, y que dio a conocer un joven equipo que tenía todavía mucho por demostrar.
Un Celtic en crisis
El Celtic llegaba con muy malas sensaciones para ese partido. Una temporada de lo más irregular, con un inexperto John Barnes en el banquillo. El jamaicano llegó ese verano al equipo de la mano de Kenny Dalglish, director deportivo y leyenda del club. Barnes hizo fichajes, implantó un 4-2-2-2 muy ofensivo y empezó muy bien la liga, pero su sistema era arriesgado y, evidentemente, su experiencia era poca. Es por ello que los resultados empezaron a ir mal en la liga, y el Rangers le comió la tostada.
La crisis se empezó a notar a raíz de la eliminación en Europa. En la Copa de la UEFA tocó enfrentarse al Lyon. La eliminatoria se la llevó el cuadro francés, y el Celtic se quedaba fuera en la Segunda Ronda. Pero eso no fue lo único. En la ida, Hendrik Larsson, el goleador, se rompió la tibia después de una disputa con Serge Blanc, y se perdería prácticamente toda la temporada. Una baja de lo más sensible para un equipo que empezaba a tambalearse.
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Fuente: Daily Record
Y la cosa se agrandó después de la derrota en el Old Firm. El Celtic saltaba al Ibrox Park con su particular 4-2-2-2. Un equipo aventurero, pero al que no le salió nada bien. Los de Barnes cayeron con un resultado de 4-2, y la liga empezaba a complicarse. El máximo rival era líder, y el Celtic pinchaba cuando no tocaba. La situación en general era tensa, y la afición empezaba a estar descontenta con Barnes. La mayoría de sus fichajes no estaban cuajando y, como ya vemos, los resultados no eran los esperados.
Inverness, con ganas de sorprender
Y mientras, al norte del país, estaba un recién creado Inverness. Hacía tan solo cinco años que se habían unido dos equipos de la ciudad norteña para fundar un nuevo club. Ese nuevo Inverness se encontraba jugando por primera vez en la First Division, la segunda máxima categoría, y poco a poco se estaban asentando en el fútbol escocés. Dirigidos por Steve Paterson, estaban dejando buenas sensaciones en liga. Sin aspiraciones al ascenso pero sin sufrir por la permanencia.
Así que llegaban a ese partido con muchas ganas. Sería una experiencia maravillosa para jugadores y aficionados, pero sobre todo, supondría una ganancia económica importante. Y las cosas no podrían haber salido mejor a pesar de ser una plantilla sin apenas experiencia en partidos de este tipo. De hecho, pocos años atrás fueron vencidos en la Copa por 0-3 ante el Rangers.
El partido debía disputarse el 29 de enero en Celtic Park. Viajaron 5000 aficionados de Inverness a la gran ciudad, pero una hora antes del pitido inicial, con los jugadores preparándose, se decidió suspender el partido. Unos fuertes vientos dañaron parte del techo de la tribuna, por lo que el encuentro se jugaría el día 8 de febrero. Este detalle no se puede pasar por alto, porque en el correspondiente partido de liga del Celtic, sufrieron una derrota ante el Hearts por 2-3. Un duro golpe moral que el Inverness supo aprovechar.
Dando la campanada en Celtic Park
8 de febrero del 2000. Viajaban en esta ocasión unos 4000 aficionados de Inverness al Celtic Park. Se anunciaron las alineaciones. El equipo de Barnes salía con su característico 4-2-2-2: Gould, Riseth, Tebily, Boyd, Mahe, Healy, Blinker, Moravcik, Berkovic, Burchill y Viduka. Mientras Paterson, que no disponía de su once de gala debido a la baja de su delantero Davide Xausa salía de la siguiente forma: Calder, Teasdale, Mann, Golabek, Hastings, Tokely, McCulloch, Christie, Sheerin, Wilson y Wyness. Así arrancaría un partido para la historia.
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Fuente: These Football Times
El Celtic salió desorientado, todo lo contrario que el Inverness, y el gol no tardó en llegar. Minuto 16, y un Wilson reconvertido de la banda a la punta de ataque, se adelantaba a Tebily, defensa fisico pero muy propenso al error, y remató de cabeza a la portería de Gould. Eso sí, el Celtic en menos de un minuto logró empatar. Mark Burchill aprovechó un rechace para cruzar el balón en un contraataque de libro.
La alegría del Celtic pudo ser mayor, porque lograron dominar a partir de ese momento y el segundo parecía cerca. Pero un nuevo revés pondría el partido de cara para el Inverness, y esta vez sería definitivo. Cabezazo de Mann que golpeó en Lubomir Moravcik en un intento de despeje, cambiando la trayectoria del balón hacia el fondo de la red. Sorprendente por parte del eslovaco, porque no era lo suyo cometer errores de este calibre. Minuto 24, 2-1 a favor de Inverness. El Celtic buscó darle la vuelta en lo que quedaba de primer tiempo, asediando a sus rivales, pero Calder estuvo imbatible bajo palos.
Gloria para Inverness, y sentencia para Barnes
Llegaba el descanso y el Celtic se marchaba recibiendo los pitos de su propia afición. Si el estadio estaba caldeado, el vestuario no era menos. Viduka, que las había tenido de todos colores en ese primer tiempo, se enzarzó con el segundo de Barnes, y decidió irse a la ducha sin terminar el partido. Una escena que descolocó al vestuario y a la que John Barnes no supo hacer frente. Y con todo el revuelo, el Celtic saltaba de nuevo al terreno de juego para ser sentenciado.
Con una pena máxima, el Inverness logró poner el 1-3. Una jugada muy bien preparada, que lanzó a Wilson por la banda, y este, al notar el contacto con Ragi Blinker, cayó dentro del área. Penalti claro después de un error defensivo. Evidentemente, nadie reclamó. Paul Sheerin, uno de los lanzadores más fiables del fútbol escocés engañó completamente a Gould, y otro gol subía al marcador. Todavía quedaban treinta minutos, y el Celtic estaba completamente desmoralizado. Se estaba dando una verdadera sorpresa en Celtic Park, y desde la BBC, conectaron para retransmitir lo que quedaba de juego.
El partido ya estaba decidido, y poco a poco los aficionados del Celtic abandonaban el estadio, con un cabreo monumental. Cuando sonó el pitido final, en Inverness explotaron de alegría. Habían hecho historia. Y en la portada de The Sun del día siguiente, quedó reflejado. “Super Caley Go Ballistic, Celtic Are Atrocious”. Los Caley se salen, en Celtic son atroces. Un titular que homenajeaba al mismo tiempo al Liverpool Echo, que en una portada de los años 70 salieron con “Super Cally Goes Ballistic, QPR atrocious”, después de un hat trick de Ian Callaghan.
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Fuente: BBC
Después de la derrota, John Barnes sería destituido por el equipo. Kenny Dalglish cogería el timón, y a pesar de ganar la Copa de la Liga, sería una temporada para olvidar, terminando segundos pero con 21 puntos menos que el Rangers. Las cosas mejoraron en Celtic después de ese borrón, y en Inverness también lo harían, porque cinco temporadas después ascenderían a la Scottish Premiership. Pero no solo eso, esa victoria se repitió en la temporada 2002/03, dando otra gran sorpresa. 1-0 con gol de Dennis Wyness. Eso sí, el Celtic acababa de eliminar al Liverpool en la UEFA, y el revuelo no fue tanto.
Fuente de la portada: The Scottish Sun
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